Los avances tecnológicos representan un progreso para la humanidad, que, a través de estos esfuerzos, simplifica los procesos y mejora la calidad de vida. No obstante, la revolución industrial ha traído como consecuencia un impacto negativo sobre el medio ambiente. Los cambios climáticos, la pureza de aire, el ruido son problemas que ahora llevamos a cuestas. ¿Será que el arriendo de maquinaria pesada también nos afecta?
El uso de maquinaria agrícola ha permitido incrementar la producción a los niveles mínimos requeridos para alimentar una población que crece indeteniblemente; en especial, cuando la mano de obra ha emigrado de forma masiva del campo a la ciudad en búsqueda de mejores condiciones. Sin embargo, el empleo exclusivo de estos equipos conduce a una desaparición de los recursos que a la larga resulta muy dañina. ¡Y es necesario tomar medidas pronto!
Las raíces necesitan para su desarrollo, aparte de agua y aire, un suelo poroso con espacios entre sus partículas que favorezcan el crecimiento. El impedimento mecánico es un serio obstáculo que afecta a los cultivos y puede ser causado por extensiones rocosas naturales o por el hecho de que las capas se hallen demasiado endurecidas. A medida que la densidad del terreno se eleva (mayor masa en un mismo volumen), la planta gasta más energía tratando de vencer su resistencia y se debilita o muere.
En las áreas donde ha habido una actividad agrícola mecanizada o un pastoreo excesivo, en las zonas urbanizadas y las recreativas que son muy frecuentadas como parques y jardines, la compactación puede llegar a ser una seria complicación. Esta es producida por las presiones que aplica el reiterado tráfico de personas o animales, los vehículos livianos o pesados y principalmente por la circulación de la maquinaria pesada que incluso afectan a los árboles adultos.
Los suelos más proclives a sufrir de problemas de densidad y que se compactan a mayor profundidad, son aquellos que soportan las rodadas o el continuo caminar y su contenido de humedad es muy alto, la presencia de materia orgánica es baja o presentan una naturaleza arcillosa. Asimismo, este proceso impacta la permeabilidad, con lo cual se erosionan más fácil y a largo plazo pierden los niveles de agua subterráneos. A partir de allí, el terreno se vuelve cada vez más árido.
El primer paso para mitigar la situación es limitar lo máximo posible las zonas de tráfico de la maquinaria pesada. Y tal vez deberíamos retroceder, al menos parcialmente, al trabajo manual, la tracción animal y otras estrategias que permitan que los suelos se recuperen antes de continuar compactándolos. Así, la rotación de los cultivos y el descanso periódico de los terrenos ayudaría; además de impedir que la plaga se haga resistente y haya que usar pesticidas más dañinos.